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Bosques para el bienestar presente y futuro



Los bosques son mucho más que árboles, aunque su presencia los defina. Son ecosistemas únicos y complejos donde se interrelacionan múltiples formas de vida, desde seres microscópicos hasta aquellos que observamos a simple vista como insectos, aves, reptiles, anfibios y mamíferos; incluso, si en el bosque hay un lago o un río, encontraremos peces. Pero los bosques contienen también elementos no vivos como el agua, el aire y el suelo. Para comprender la inmensidad biológica de un bosque debemos observarlo desde la distancia y desde su interior.


El ser humano se ha relacionado con los bosques desde sus orígenes como especie, para bien y para mal. Por ejemplo, tenemos evidencias de que los bosques tropicales actuales no son tan virginales como pensábamos. Nuestros ancestros cazadores y recolectores comenzaron a modificar, a escala muy pequeña, los bosques tropicales de Asia y Oceanía hace 45.000 años. En poco tiempo, a medida que la densidad humana aumentó, el impacto sobre los bosques comenzó a tener consecuencias palpables e incluso irreversibles. Se piensa, no sin cierta controversia, que la extinción de la megafauna forestal durante el Pleistoceno tardío fue consecuencia, al menos en parte, de la actividad humana en los bosques. Pero, los bosques también forman parte del imaginario de la humanidad desde tiempos inmemoriales. Encontramos cuentos infantiles sobre aventuras en los bosques en todas las culturas del mundo. Los bosques se asocian con lo desconocido, lo misterioso, lo encantado, lo virtuoso y lo primigenio.


Día Internacional de los Bosques 2021


La relación del ser humano con los bosques es, sin lugar a dudas, paradójica. Los necesitamos, a sabiendas o no, pero explotamos sus recursos sin límite, hasta el punto de comprometer los servicios ecológicos que nos ofrecen. También es paradójico que hayamos tardado tanto en declarar un día mundial para reflexionar sobre nuestra relación vital con los bosques y proponer medidas para su uso racional y su conservación. A penas en 2012, la ONU proclamó el 21 de marzo como el Día Internacional de los Bosques. En 2021 celebramos este día con el tema “Restauración forestal: un camino a la recuperación y el bienestar”. Con esto se busca comunicar que la salud de los bosques es también la salud de las personas e incentivar las acciones de restauración a todas las escalas.



Vida para los bosques y las personas


Es imposible mencionar aquí todos los beneficios que se derivan de la salud de los bosques. Por mucho tiempo los bosques han sido la fuente principal de la materia prima para la construcción de viviendas, utensilios domésticos y agrícolas y medios de transporte, y también para calefacción. El papel de todos los días, la ropa de protección que se utiliza en el ámbito sanitario y hasta las mascarillas, tristemente célebres en estos tiempos de pandemia, contienen derivados de la pulpa de madera o fibra soluble de celulosa. Por otra parte, las plantas de los bosques son la fuente de los principios activos de más de la cuarta parte de los medicamentos que utilizamos cotidianamente.


Los bosques son también grandes reguladores del clima, no solo porque captan CO2, uno de los gases del efecto invernadero, sino porque liberan gran cantidad de humedad a la atmósfera que luego se convierte en lluvia. Pero no sólo eso, los bosques actúan como acondicionadores de aire naturales; en su interior encontramos aire fresco todo el año. Los arboles previenen la erosión porque su follaje reduce el impacto de las gotas de lluvia sobre el suelo y, además, porque sus raíces crean una red que lo sostiene. Al evitar la erosión, los bosques conservan la capa orgánica del suelo, protegen las cuencas hidrográficas, mantienen los acuíferos y reducen la carga de sedimentos en los embalses que surten de agua a poblaciones humanas o que se utilizan con fines hidroeléctricos. Los bosques también generan empleo y riqueza a través de la explotación maderera, la agricultura forestal armónica y la recreación.


No cabe duda que contemplar un bosque desde la distancia o adentrarse en él tiene efectos positivos para la salud física y mental. Caminar entre los árboles reduce los niveles de cortisol, una hormona del estrés, reduce la ansiedad, mejora el estado de ánimo y la memoria y potencia el sistema inmune. ¿Quieres proteger el bienestar de los bosques y el tuyo propio? Este 21 de marzo, involúcrate en actividades de restauración forestal en tu localidad o simplemente siembra un árbol autóctono en un lugar permitido para ello y cuídalo. No hay acción pequeña cuando se trata de conservar los bosques.



Para más información visita:


Créditos:

Autora: Zaida Tárano Miranda (Colaboradora Provita Internacional)

Foto 1: Nathan Anderson en Unsplash

Foto 2: Ed van Duijn en Unsplash

Foto 3: Michal Vrba en Unsplash


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