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El lince ibérico se recupera lentamente

El lince ibérico (Lynx pardinus), pequeño y escurridizo, fue durante varias décadas el felino más amenazado de extinción del planeta. Nativo de la Península Ibérica (España y Portugal) rozó la extinción hace poco más de 20 años. Sus poblaciones habían mermado tanto que apenas se contaban unos 90 individuos en vida silvestre para 2001, 62 de ellos en edad reproductiva. Desde 1965 se sabía que sus poblaciones estaban declinando porque cada vez era más difícil observarlo. Estuvo catalogado Amenazado (EN) hasta 1996, pero entrado en siglo XXI descendió a la categoría de En Peligro Crítico (CR). Durante 4 décadas su área de distribución se redujo en más de 80 %, al punto que solo quedaban dos subpoblaciones silvestres, en España, para finales del siglo XX.


Entre 2002 y 2012, se cuantificaron 156 adultos en las dos subpoblaciones que todavía sobrevivían, y su área de ocupación alcanzó 1.400 km2, tres veces más que la registrada en 1996. Entre 2012 y 2020, el número de linces ibéricos en estado silvestre ha aumentado a unos 1400. Solamente en España, nacieron 311 crías en 2019, y unas 180 hembras adultas habían alcanzado ya la madurez sexual y eran capaces de reproducirse en vida silvestre. Todo esto ha llevado a catalogar el lince ibérico como Amenazado (EN) dejando atrás los días cuando era el felino con mayor probabilidad de desaparecer.



Las enfermedades diezmaron a sus presas


El lince ibérico es un depredador especialista, esto significa que un porcentaje muy alto de su dieta está formado por un solo tipo de presa. En su caso, el conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) representa entre 80 y 99% de su alimento. Durante el siglo XX, las poblaciones de conejos silvestres disminuyeron drásticamente debido a dos plagas y a decisiones políticas desacertadas, a juzgar por sus resultados.


El conejo siempre ha sido considerado una plaga para los agricultores por su enorme capacidad reproductiva y su apetito. A mitad del siglo XX era capaz de dañar cosechas y diezmar los ingresos de muchas familias. Debemos recordar que España había salido de una guerra civil que destruyó vidas y también la economía, y se encontraba en una situación complicada, por decir lo menos. El resto de Europa salía de la II Guerra Mundial. Las pérdidas en las cosechas a manos de cualquier animalito no eran bien recibidas. En 1952, y a falta de una solución eficaz, Paul Félix Armand-Delille, un médico francés galardonado por sus aportes durante la I Guerra Mundial, tuvo una gran idea: utilizar un virus que afecta a los conejos produciendo la mixomatosis. Inoculó el virus a dos conejos en su granja y la bola comenzó a rodar. Nunca imaginó que no podría detenerla.


La medida fue tan eficaz que diezmó la población de conejos en toda Europa. Para 1956 había desaparecido 95% de la población, sin mencionar que la mixomatosis es una enfermedad terrible y dolorosa. Junto con los conejos se afectaron sus depredadores, el lince ibérico y el águila imperial (Aquila adalberti), entre otros, se quedaron sin alimento. La liebre ibérica también se contagió, otra presa de estos dos depredadores. Seguramente no fue la intención de Armand-Delille causar este desastre ecológico, pero lo cierto es que al poner en práctica su idea, sin las precauciones que tanto aplicó en su época laboral como bacteriólogo (cuando soltó el virus ya estaba jubilado), causó una catástrofe de dimensiones épicas.



Las consecuencias de esta ocurrencia todavía se pagan. Hoy, el conejo ibérico es catalogado En Peligro en la Península Ibérica, donde sus poblaciones han mermado en 70% entre 2009 y 2019. La otrora “tierra de conejos”, como llamaron a España los fenicios y los romanos, se queda sin conejos. Debo sentirme afortunada por haber visto uno hace un par de años.


La mixomatosis se descubrió en América a finales del siglo XIX pero la cepa original no era tan letal como la que se utilizó en Europa. A la mixomatosis se sumó en 1987 la enfermedad vírica hemorrágica del conejo (EVHC), extremadamente contagiosa. No está claro el origen de la enfermedad, pero el primer brote ocurrió en China a partir de un lote de conejos importados desde Europa; en un año murieron 14 millones de conejos domésticos por esta enfermedad. En pocos años se ya se registraban brotes en unos 40 países. Es un enfermedad terrible que causa daño multisistémico en los conejos reproductores. Aunque se han desarrollado vacunas para la mixomatosis y la EVHC, los conejos silvestres no se vacunan periódicamente como los de granja.


Pero no podemos achacar a Armand-Delille y a la EVHC toda la responsabilidad. Ciertas políticas de caza y trampeo también pusieron su “granito” de arena. Durante buena parte del siglo XX, la cacería y el trampeo legal fueron una práctica común para controlar las poblaciones de linces y de conejos. Todavía hoy se cazan y trampean ilegalmente algunos linces. La conducta irresponsable del ciudadano de a pie también puede resultar desastrosa. Por ejemplo, en 2007 se produjo un brote de leucemia felina en la subpoblación de linces de Doñana, probablemente debida a gatos domésticos asilvestrados.


Especialistas en un hábitat fragmentado


Los linces también son especialistas de hábitat. Solo se reproducen en matorrales del tipo Mediterráneo que contienen poblaciones densas de conejos. Se estima que la densidad umbral de conejos capaz de sostener la reproducción del lince es de 1 ind/ha durante el otoño y 4,5 ind/ha, durante el pico reproductivo anual en primavera. Además, los territorios también deben tener alta densidad de ecotonos herbazal-matorral que son favorables para los conejos y facilitan la actividad de caza de los linces. El lince también requiere cuevas para parir y mantener a su camada.



Las actividades agrícolas y silvícolas en el área de distribución original del lince han producido una homogeneización del paisaje que no favorece en lo absoluto su reproducción y supervivencia, y sin duda ha contribuido al declive de sus poblaciones durante décadas. Aunque tendemos a ver la forestación (o aforestación) como una acción beneficiosa, colocar árboles en zonas donde no los ha habido por miles de años puede ser una intervención nefasta. Esta es una práctica que reduce aún más el hábitat disponible para el lince, que como vimos, necesita matorrales y ecotonos matorral-herbazal. Para finales del siglo XX, en España, el área de distribución del lince había quedado reducida a unos pocos parches en Andalucía.


Cómo ha sido posible la recuperación


Con estos antecedentes resulta asombroso que las poblaciones del lince ibérico no hayan desaparecido por completo, mucho más que hayan incrementado al punto de contarse con algo más de 1000 individuos en vida silvestre. Sin embargo aún está lejos el tamaño poblacional mínimo que permitiría sostener a la especie: unos 3500 individuos, con al menos 750 hembras reproductoras. Este milagro ecológico ha sido el resultado de una estrategia de recuperación que comenzó hace 25 años. La Estrategia Nacional para la Conservación del Lince Ibérico está coordinada por una Comisión Multilateral formada por los gobiernos de España y Portugal, junto con los gobiernos autonómicos de Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura. Esta estrategia aglutina varios programas como: LIFE+Iberlince (LIFE Lynx), Lynx ex situ y LIFE+Lynxconnect.


LIFE+Iberlince busca reintroducir el lince en toda su área de distribución en la Península Ibérica (España y Portugal). Se trata de un programa LIFE de la Unión Europea. El primer proyecto (1994-1996) evaluó el estado de las poblaciones y de las amenazas, y comenzó a controlar las muertes no naturales. A la par, se desarrollaron campañas de sensibilización y concienciación ciudadana.


El siguiente proyecto (2002-2006) tuvo como objetivo estabilizar las dos poblaciones del lince en Andalucía, el único reducto de su distribución peninsular original donde había permanecido. Para ello se iniciación acciones de restauración de hábitat, seguimiento a las poblaciones de conejo y reducción las muertes no naturales. Al final de esta segunda etapa se había logrado incrementar la población en 49% (recordemos que el punto de partida era menos de 100 ejemplares) e incrementar el área de distribución en 73%. En esta fase fue crucial establecer convenios de colaboración con los propietarios de fincas y de terrenos cinegéticos, porque una parte importante de la población de linces se encontraba en estas tierras.


El proyecto 2006-2011 buscaba incrementar el tamaño y el número de poblaciones del lince, reintroduciendo el lince en Andalucía. El éxito de este objetivo dependía del estado de las poblaciones del conejo y de evitar la destrucción de los hábitats recuperados para el lince. También abordaba la reducción de las muertes por atropellos, la principal causa de muerte no natural, centrando los esfuerzos en la carretera que atraviesa el parque Natural de Doñana. En 2009 se crearon dos núcleos nuevos de reintroducción, uno en Guadalmellato (Córdoba) y otro en Guarrizas (Jaén). En esta tercera etapa, se lograron casi 200 convenios de colaboración con particulares. Al finalizar esta etapa se contaba con más de 300 linces en estado silvestre en cuatro poblaciones: Doñana-Alijarafe, Guadalmellato, Guarrizas y Andújar-Cardeña.


El proyecto 2011-2017 permitió ampliar el ámbito de influencia del programa y continuar con las reintroducciones. Finalmente, el 2018, se dio por terminado el primer programa LIFE Iberlince. Pero este no es el final de la historia. En 2019 comenzó LIFE Iberlince II; el esfuerzo continúa.



Los proyectos de LIFE-Iberlince engranaron con un programa de cría en cautiverio, LIFE Lynx ex situ, que sigue abierto. Los objetivos de este proyecto han sido establecer una población ex situ, viable genética, sanitaria y demográficamente a través de técnicas de reproducción natural y asistida; y preparar a los ejemplares nacidos en cautiverio para su reintroducción. Actualmente existen cinco centros de cría: el Zoobotánico de Jeréz (Jeréz de la Frontera) que dependiente del Ayuntamiento de Jeréz; El Acebuche (Huelva) y Granadilla (Cáceres) gestionados por el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico; La Olivilla (Jaén) que depende de la Consejería del Medio Ambiente de la Junta de Andalucía; y Silves gestionado por el Instituto da Conservação da Naturaleza e das Forestas (Portugal). En total se cuenta con 29 parejas reproductivas.


Uno de los mayores retos para la supervivencia del lince ibérico es la viabilidad genética de sus poblaciones. De poco vale liberar individuos en áreas relativamente viables si estos no pueden interrelacionarse. Las poblaciones aisladas sin flujo génico en las que los individuos emparentados se reproducen entre sí repetidamente tienden a deteriorarse. En respuesta a este nuevo reto surge el proyecto LIFE+Lynxconnect, que en principio tendrá una duración de 5 años (2020-2025). El objetivo es lograr la conectividad entre las poblaciones (meta población) a fin de garantizar su viabilidad genética. Además se aspira a fortalecer las poblaciones ya existentes en Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Portugal, y crear dos más, una en Sierra Harana en Granada y otra en Murcia.


Todavía existen amenazas


Aunque los resultados de los proyectos LIFE para el lince ibérico son esperanzadores, todavía es necesario superar algunos problemas antiguos. El primero es el de las poblaciones de conejos, que no solo no se han recuperado satisfactoriamente sino que sufren fluctuaciones periódicas que repercuten en las de los linces. El segundo problema son los atropellos de linces en las carreteras. El incremento en las cifras de arrollamientos en los últimos años es tal que podrían convertirse pronto en la principal amenaza para el éxito del programa de reintroducción y por tanto para la supervivencia de la especie. Sin embargo, la mayoría sucede en unos pocos puntos negros en algunas carreteras. De modo que la solución sería relativamente sencilla: habilitar pasos para los linces y otros animales; algunos de estos pasillos ya se han construido en la carretera que cruza el Parque Nacional Doñana. Otra opción muy reciente es el uso de sistemas de alerta en las carreteras. Estos sistemas emiten señales luminosas y acústicas que, junto con un sistema de postes en las calzadas, se activan cuando algún vehículo coindice con un lince cerca de la carretera. Las señales buscan ahuyentar al lince y avisar a los conductores con el objetivo de evitar un atropello. El tercer problema es el furtivismo; las muertes por lazos, cepos y disparos acaban con la vida de muchos linces cada año. Reintroducir ejemplares que ha costado mucho tiempo y dinero criar, y que tienen un valor ecológico incalculable para que mueran a manos de los furtivos es un sinsentido.


Para conservar es necesario sensibilizar


La Estrategia de Conservación del Lince estaría destinada al fracaso sin la educación y la sensibilización de las personas y las comunidades que potencialmente pueden interaccionar con el lince y con su hábitat. La educación busca lograr un cambio en la actitud de las personas que culmine en un cambio en su conducta hacia el lince y su entorno. De poco vale recuperar los hábitats del lince si las personas vuelven a perturbarlos; de nada vale reintroducir animales si van a ser atropellados, cazados o tratados como enemigos.


El lince ibérico es un animal atractivo y carismático lo que ayuda a atraer la atención del público. Todos los proyectos del programa de conservación del lince incluyen acciones de divulgación, seminarios, conferencias, encuentros con las comunidades y programas de voluntariado para futuros profesionales de la conservación. En la era digital, además, contamos con herramientas que permiten acercar al lince a las personas sin que salgan de sus casas. Actualmente es posible ver en directo la vida cotidiana de algunos ejemplares del centro de cría de El Acebuche, en el Parque Nacional de Doñana. WWF, una de las ONGs que participan en el programa de conservación del lince, también ofrece la oportunidad de ver a los linces en una finca privada de Castilla-La Mancha a través del proyecto “Territorio Lince”. Una webcam emite 24 horas al día lo que ocurre en la finca, ofreciendo una ventana a la vida silvestre del lugar: linces, lirones caretos, garduñas, zorros, tejones, rapaces, conejos, abubillas, abejarucos y muchas especies más. Las imágenes, en directo, están disponibles en el canal de WWF en Youtube. Hoy, 12 de diciembre, Día Internacional del Lince Ibérico, podemos dedicar unos minutos a aprender, apreciar y disfrutar de este hermoso animal. Si las personas cambiamos también lo hace nuestro planeta.



Créditos fotos:

Hembra del proyecto de cría ex situ, lynxexsitu

Conejo europeo, Kleuske en Wikimedia Commons

Cachorros del proyecto de cría ex situ, lynxexsitu

Madre con crías, lynxexsitu

Lince ibérico en vida silvestre, Diego Delso, en Wikimedia Commons


Autora:

Zaida Tárano Miranda

Divulgadora Científica

Colaboradora Provita Internacional

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