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Un día para el gorrión

Pocas aves pasan tanto tiempo a nuestro lado como el gorrión común, Passer domesticus (Passeridae), al menos en Europa y Norteamérica. El gorrión se ha vinculado al ser humano desde hace miles de años y se ha ajustado a los cambios en nuestros asentamientos y actividades. Su relación con el ser humano es tal que resulta muy difícil encontrarlo en lugres alejados de los pueblos y ciudades. Puede vivir en todo tipo de ambientes antrópicos, pero prefiere las zonas rurales o urbanas próximas a terrenos agrícolas y áreas abiertas, aunque también se puede encontrar en bosques, matorrales y herbazales, y en humedales de agua dulce.


El gorrión común es quizá el ave más extendida del planeta. Es nativo de Eurasia y el norte de África, y fue introducido en Norte y Sur América, el sur de África, Nueva Zelanda, Australia, el Medio Oriente, India y Asia Central. No se encuentra en China, Siberia, Indochina, Indonesia, Japón, ni Australia oriental. Es una especie residente en toda su área de distribución excepto en Asia Central y Afganistán donde es visitante de verano.



Para quienes nunca hayan visto un gorrión común, es un ave relativamente pequeña, de unos 14-15 cm de longitud; de aspecto rechoncho y pico fuerte. La coloración del plumaje está dominada por el pardo en el dorso y el gris en el pecho y el vientre, pero la hembra y el macho son diferentes en su apariencia. El macho es marrón oscuro, el pecho es gris y las alas marrones con líneas negras. Los dos rasgos más llamativos son el babero negro y la coronilla (píleo) gris. Las hembras son pardas claras, tienen la cresta marrón, una línea clara tras el ojo y carecen de babero. La diferencia sexual se mantiene todo el año pero se intensifica en la época reproductora; entonces, los machos muestran un pico negro y una tonalidad bastante rojiza en el dorso, y el babero se hace más extenso y oscuro. Los jóvenes son idénticos en plumaje a las hembras hasta que alcanzan la madurez sexual, al final del verano.



Los gorriones son aves sociales y típicamente se les observa alimentarse y descansar en grupos de hasta 10 individuos. Son muy bulliciosos, especialmente cuando se congregan en grupos grandes. Se reproducen en colonias pequeñas y sus lugares preferidos para anidar son las oquedades, en las edificaciones o en los troncos de los árboles. Los polluelos son alimentados exclusivamente con invertebrados, principalmente con larvas de insectos, saltamontes, grillos y escarabajos que los padres recogen del suelo y entre la vegetación, pero también puede atraparlos al vuelo. Los adultos, en cambio, se alimentan principalmente de las semillas de las hierbas, de cereales de cultivo, los brotes de las plantas, bayas y de una variedad de desperdicios domésticos; pero complementan la dieta con algunos invertebrados.


Las ciudades se quedan sin gorriones


Los gorriones son las aves más comunes en las ciudades de Europa. Se estima que su población mundial estaría alrededor de 890 a 1.300 millones de individuos, de los cuales 30% se encuentra en Europa. Sin embargo, en Europa occidental se han perdido casi 250 millones en los últimos 40 años. Se estima que solo en España se perdieron casi 30 millones de individuos (más de 20% de la población local); aunque el declive se frenó en los dos años de pandemia COVID, este puede ser un efecto puntual. ¿Hay motivos para alarmarse? Las opiniones están divididas. A nivel mundial, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza cataloga al gorrión común como de Preocupación Menor (LC). Aunque la UICN reconoce que las poblaciones están declinando, no están fragmentadas. Su distribución amplia y el buen estado de las poblaciones, a pesar del declive, no permiten calificarla como en peligro. Sin embargo, no deja de llamar la atención lo que está sucediendo en Europa.


El gorrión común no aparece en el Libro Rojo de los Vertebrados de España, pero sí está incluido como amenazado La Lista de Aves de Preocupación del Reino Unido, junto con el gorrión molinero (Passer montanus). Allí, se estima que las poblaciones se han reducido 71% entre 1977 y 2008, tanto en áreas rurales como urbanas, aunque se han observado recuperaciones en Escocia, Gales e Irlanda del Norte. Desde 2015 aparece como Casi Amenazada (NT) en La Lista Roja de Aves de Alemania.


En ciudades como Londres ya es imposible despertarse en las mañanas con el chirriar de estas aves; ver un gorrión es una rareza desde hace años, algo inconcebible hace un siglo. En ciudades como Berlín, Bruselas, Gante, Amberes, Praga, París y Hamburgo tampoco es fácil encontrar gorriones. En países de Asia, como Pakistán e India, el declive de las poblaciones de gorriones también es evidente. Los gorriones siempre han sido tan ubicuos que dimos por sentado que siempre estarían allí.


Una amalgama de factores nocivos


La pregunta obligada es cuál es la causa de la desaparición de una especie tan común y adaptable a la urbanización. Las causas pueden variar ligeramente entre regiones pero en general se relacionan con las nuevas fórmulas urbanísticas y el cambio en el estilo de vida en las ciudades. Se ha propuesto que el urbanismo moderno caracterizado por edificaciones lisas, de metal y cristal, estarían dejando a los gorriones sin “habitación”. Los edificios actuales no tienen resquicios, oquedades ni tejas donde puedan hacer los nidos.



Sin embargo, muchas ciudades Europeas tienen un urbanismo que se remonta muchos siglos atrás por lo que, al menos allí, no sería esta la causa más plausible. Probablemente, los cambios en las pautas de jardinería urbana puedan estar dejando a los gorriones sin algunas fuentes de alimento esenciales. El excesivo mantenimiento de las áreas verdes urbanas, caracterizado por desbroces frecuentes, no deja tiempo para la floración y la fructificación de las hierbas y arbustos que ofrecen alimento natural a los gorriones. El uso recurrente de insecticidas para eliminar cualquier insecto y larva, deja a lo parques públicos como áreas verdes a la vista pero estériles para la vida de estas aves urbanas y de muchas otras especies de animales. Como un paso adicional en la obsesión “anti bichos y malezas”, en algunos lugares se ha optado por sustituir la yerba natural de los parques por césped artificial. A nivel privado, muchas personas también han colocado en sus jardines cubiertas verdes artificiales que solo agradan a vista.


De hecho, ya se ha detectado que los gorriones en las ciudades están en peor estado físico que los que viven en la periferia. Entre las causas estarían la falta de alimento de fuentes naturales, que ya hemos mencionado, y la baja calidad nutricional de los alimentos que ofrecen los humanos. La bollería elaborada con harinas de baja calidad, exceso de azúcar y grasas trans es nociva tanto para los gorriones como para los humanos. Los chuches salados ultraprocesados, como patatas fritas y tostadas de maíz, tampoco son saludables para los gorriones. Por otra parte, también se ha observado que durante el periodo de crianza, también se ha observado que los padres no logran conseguir suficientes invertebrados para alimentar a los pichones. En consecuencia, la mortalidad en los nidos está aumentado y los pichones que sobreviven abandonan el nido en un estado nutricional deficiente. Esto último es importante, porque la tasa natural de supervivencia de los jóvenes durante el primer año es baja (aprox. 25%); además, en algunas regiones, 40% de los adultos muere cada año.


A todo lo anterior se suma otro enemigo silencioso, Plasmodium relictum, un protozoario que parasita los glóbulos rojos de muchas aves y causa la malaria aviar. El protozoo llega a la sangre de las aves a través de la picadura de los mosquitos infectados, principalmente del género Culex, y Culex pipiens, el mosquito común, es el vector más eficaz del parásito. Una vez dentro del ave, el protozoo cumple parte de su ciclo de vida en los glóbulos rojos y los destruye, generando así anemia y daños viscerales. La malaria aviar está presente en un gran número de aves domésticas y silvestres, como aves de corral, palomas, tórtolas, gorriones y verderones, papagayos y cacatúas. Debido a que Culex pipiens puede reproducirse en cantidades ínfimas de agua estancada, como las pozas de los platos de nuestras macetas, está presente en todas partes. El aumento global de las temperaturas parece estar favoreciendo el desarrollo de los mosquitos durante la mayor parte del año, de modo que, el coctel está servido. Tenemos unos gorriones en peor estado nutricional y con mayor probabilidad de infestación a través de los mosquitos. Todavía no es posible evaluar el peso relativo que puede tener la malaria aviar en la disminución de las poblaciones de gorriones, pero sin duda alguna es uno de los factores involucrados.


Todos estas situaciones, entre otras que aún desconocemos, se suman para transformar a las ciudades en entornos cada vez menos amigables para los gorriones. En cualquier caso, no parece que estemos cerca de encontrar la respuesta completa.



Día Mundial del Gorrión


El día mundial de gorrión se celebra cada 20 de marzo desde 2010 por iniciativa de Nature Forever Society (India). En poco más de una década, el Día del Gorrión ha adquirido relevancia en el mundo y hoy se celebra en más de 50 países en Europa y el sur de Asia. El objetivo es crear conciencia sobre la situación de las poblaciones del gorrión en todo el mundo, no solo del gorrión común si no también de otras especies, como el gorrión español (Passer hispaniolensis), el gorrión molinero (Passer montanus) y el gorrión del Sind (Passer pyrrhonotus). Si bien ninguna de ellas está oficialmente en peligro, en todas se han reportado declives poblacionales. Desde 2012, y por iniciativa de NFS, el gorrión común es el ave oficial del Estado de Delhi. La NFS también mantiene programas de adopción de nidos y de alimentadores para los gorriones.


En España, SEO/BirdLife mantiene una campaña de recuperación de la especie. En 2022 ha programado una actividad especial destinada, entre otras cosas, a recolger firmas en apoyo a sus propuestas de “naturalización” de las ciudades. Las sedes locales de esta organización también han programado actividades especiales para dar visibilidad a la situación de la especie; por ejemplo, actividades guiadas de “urbanbirding” o pajareo urbano.


Acciones sencillas pueden mejorar las expectativas del gorrión


El gorrión ha vivido con los humanos en ciudades y entornos rurales desde hace miles de años. Todos los especialistas coinciden en que la conservación de su hábitat urbano y el mejoramiento ambiental de pequeños parques y jardines puede ser clave para su preservación. Acciones sencillas como sembrar especies silvestres, como el diente de león o los plantagos, en los alcorques de los árboles de las ciudades, permitirían generar microambientes favorables para el desarrollo de invertebrados pequeños que sirven de alimento a las crías de los gorriones. Pero el diseño y gestión de entornos urbanos que favorezcan la biodiversidad (naturalización de las ciudades) depende finalmente de los gobiernos locales y nacionales. Por tanto, las acciones de las comunidades y la vocería local son fundamentales para impulsar estos cambios.


Otra medida de sentido común es erradicar el uso de herbicidas para el control de las “malezas”. Pero sustituir los herbicidas por desbroces manuales o mecánicos, aunque reduce el impacto ambiental, no resuelve el daño. Muchas plantas, que según nuestro sistema de valores estéticos o funcionales son “desperdicio”, son verdaderos paraísos para la fauna urbana y silvestre. Si queremos tener lo uno debemos mantener lo otro. Estos desbroces deben limitarse a lo mínimo necesario para permitir el uso humano de esas áreas. También es necesario preservar parches sin desbroce en áreas verdes de las ciudades, en parques y en jardines privados. Tal como mencionábamos en el artículo sobre la conservación de las abejas, mantener corredores silvestres verdes en las ciudades es fundamental, y requiere la participación de los gobiernos locales y de las personas.


La siembra y la poda de los arboles urbanos también debería hacerse con un criterio biodiverso, buscando el balance entre ciertos esquemas prefabricados de paisajismo y el fomento de la biodiversidad urbana. Sembrar especies arbóreas autóctonas y podar fuera de la época de nidificación puede marcar una gran diferencia. Estas acciones incrementan las fuentes de alimento, los sitios de refugio y nidificación. Una vez más, es necesario incorporar esta visión en los planes de planificación y ordenación de los espacios urbanos.



En muchas ciudades se han comenzado a aplicar soluciones basadas en la naturaleza para abordar problemas ambientales diversos, desde la climatización de las viviendas hasta la economía del agua. Por ejemplo, los tejados verdes, los jardines verticales, los jardines de lluvia, los parques inundables y los pasos de fauna, no solo mejoran el aspecto de los entornos urbanos sino que reportan beneficios económicos y sanitarios para los humanos a la vez que fomentan la biodiversidad.


Adicionalmente, los programas de distribución de cajas nido y alimentadores, pueden complementar las acciones de “naturalización” urbana. Es muy importante que estas iniciativas sean supervisadas o asesoradas por organizaciones especializadas para certificar que la ubicación, la cantidad y la calidad de los nidos y de los alimentos proporcionados sean adecuadas. En cualquier caso, siempre es mejor proporcionarles árboles, arbustos y hierbas. Los árboles y los arbustos proporcionan frescor a las ciudades y hogar a las aves y no las hacen dependientes del alimento que les proporcionemos. Recordemos que las crías necesitan invertebrados, muchos invertebrados.



El gorrión común precisa que todos los días del año sean su día. Ciertamente, algo debe estar pasando en nuestras ciudades que las está tornando inadecuadas para su existencia. Cuando una especie común y afín al ser humano declina, es necesario detenerse y reflexionar. Las especies comunes suelen ser adaptables, flexibles, generalistas y tolerantes a las perturbaciones; entonces ¿será que nuestro entorno urbano se ha deteriorado demasiado y necesitamos que una ave diminuta nos los advierta? ¿Será el gorrión un bioindicador de la calidad de nuestra forma de vida en las ciudades? Las alarmas están comenzando a sonar, y depende de nosotros que dejen de hacerlo.


¡Celebremos a los gorriones en su día!


Autora: Zaida Tárano Miranda (Colaboradora Provita Internacional).


Créditos fotos:

Macho de gorrión común, Zeynel Cebeci via Wikimedia Commons

Hembra de gorrión común, Zeynel Cebeci via Wikimedia Commons

Hembra alimentando a polluelo, Prasan Sherestha via Wikimedia Commons

Macho con material para el nido, P Jeganathan via Wikimedia Commons

Gorriones en un árbol urbanoo, Leonhard Lenz via Wikimedia Commons

En una mesa, SI-Ziga via Wikimedia Commons

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