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Especies Nuevas 2021

El año 2021 nos ha dejado muchas buenas noticias para la ciencia, entre ellas, el descubrimiento de nuevas especies vivientes y ya extintas. El número exacto de especies nuevas descritas es difícil de establecer. Solamente en el Museo de Historia Natural de Londres se describieron unas 552 especies nuevas, en la Academia de Ciencias de California 70 especies y en la Sociedad Botánica Española 52 especies de plantas. A estos datos debemos añadir los de muchos otros centros de investigación alrededor del mundo. Por muy alto que parezca cualquier número que podamos poner sobre el tapete, sea 700 o 7.000, lo cierto es que los especialistas aceptan que apenas hemos descrito quizá 15% de la biodiversidad del planeta azul.


Un efecto positivo de la pandemia de COVID-19


El año 2021 ha sido muy productivo en descripciones, en parte porque la situación mundial debida a la pandemia de Covid-19 ha tenido a los investigadores confinados o semi confinados desde 2020. Esto ha redundado en su trabajo de laboratorio, y en la redacción y publicación de sus hallazgos.


La descripción de especies nuevas es un trabajo meticuloso que típicamente toma años. Comienza en el momento de la colecta del ejemplar en el campo, su preservación y posterior almacenaje en los depósitos del museo o laboratorio, y continúa mucho tiempo después con la exploración morfológica y genética. Luego, procede la comparación de lo descrito con lo ya publicado, la compilación de literatura, la consulta con otros especialistas, la revisión y más revisión de lo descrito, hasta que se tiene la certeza de haber encontrado una especie nueva para la ciencia. A continuación se redacta el manuscrito, algo que puede tomar meses, y se envía a alguna revista arbitrada. Entonces es revisado por especialistas que lo aprobarán con enmiendas o sin mayores cambios. La culminación de tanto esfuerzo es la publicación final del artículo en la revista arbitrada.


Todo este proceso consume mucho tiempo, en parte también, porque los investigadores típicamente no solo se dedican a salir al campo y luego describir y escribir, sino que tienen otras responsabilidades profesionales. En general, los ejemplares colectados pueden pasar varios años en los anaqueles antes de ser procesados porque el volumen de trabajo es descomunal. Siempre se colecta más de lo que se puede describir en un tiempo razonable porque cada expedición representa un esfuerzo titánico al que se le saca el mayor provecho en el campo. De modo que, sean 1000 o 5000 especies, cada nueva especie añadida a nuestros registros representa el fruto de un trabajo arduo.


Cuatro especies fósiles extraordinarias


De las centenas de especies nuevas documentadas en 2021, algunas son realmente extraordinarias, por su originalidad o por su antigüedad. Resulta difícil elegir unas pocas para completar esta reseña pero sin duda debemos empezar con un trío de especies fósiles. Comenzamos con un mamífero encontrado en la Patagonia chilena que vivió en el Cretácico superior, hace unos 70 millones de años, en la Era de los Dinosaurios. El fósil fue bautizado Orretherium tzen (Mesungulatidae) del que se encontraron la mandíbula, de unos 3 cm de largo, con cinco dientes y un molar del maxilar. Los mesungulátidos fueron un grupo muy diverso al final de la Era Mesozóica, ya antes de la extinción de los grandes dinosaurios, formado por especies de gran tamaño para lo que era común en ese período. Para entonces, la mayoría de los mamíferos no superaban el tamaño de una zarigüeya. A partir de las piezas dentales y de la mandíbula de Orretherium tzen, ha sido posible proponer una reconstrucción de su posible aspecto. Este mamífero, de unos 30 cm de largo, se parecería a los zorrillos modernos (Mephitidae) y probablemente se alimentaba de insectos y plantas.



Ya que mencionamos a los dinosaurios, en 2021 vieron la luz para la ciencia, después de millones de años bajo tierra (en la Isla de Wight, Reino Unido) y varias décadas en los anaqueles de los museos, dos dinosaurios depredadores gigantes del grupo de los espinosaurios (Spinosauridae). El primero fue bautizado Ceratosuchops inferodios que significa “garza del infierno con cara de cocodrilo con cuernos”. Un nombre horripilante, sin duda, que hace referencia a su singular rostro provisto de cuernos y protuberancias en el área de las cejas. Se piensa que cazaba al modo de las garzas, y que podía capturar presas en el agua y en la tierra. El segundo espinosaurio ha sido llamado Riparovenator milnerae que significa “cazador de riberas de Milner”. Ambos tendrían unos 9 metros de largo y solo sus cráneos tenían casi un metro de longitud.



Otro fósil, que había pasado más de 50 años extraviado en las colecciones del Museo de Historia Natural de Londres, finalmente fue descrito y nombrado con un género nuevo, Pendraig milnerae (Coelophysoidea). Una vez más se repite el epíteto “milnerae” en homenaje a Angela Milner (1947-2021) por su inestimable contribución a la paleontología de vertebrados. Una de las curiosidades de P. milnerae es que está emparentado con el famoso Tyrannosaurus rex, pero a diferencia de éste, tenía el tamaño de una gallina aunque su cola medía casi un metro. Sin embargo, a pesar de su tamaño, P. milnerae probablemente era un depredador tope. Hasta la fecha es el terópodo más antiguo encontrado en el Reino Unido, y data de unos 215 millones de años, en el Triásico tardío.


Tres plantas pequeñas de aquí y de allá


De las especies extintas pasamos a las actuales. En las Islas Canarias, específicamente en el Macizo de Teno en el noroeste de Tenerife se ha encontrado una especie de planta endémica, una nueva bea tenerifeña, Greenovia millennium (Crassulaceae). Con ella, el género cuenta ahora con 5 especies, después de más de un siglo de sequía taxonómica: no se describía una especie nueva desde el siglo XIX. La especie se había clasificado anteriormente junto con G. dodrantalis (nativa de la península de Anaga al noreste de Tenerife) pero las evidencias son contundentes, se trata de una especie diferente. Greenovia millennium es una planta suculenta (las hojas almacenan agua) cuyas hojas se disponen formando una roseta compacta de unos 6 cm de diámetro; sus inflorescencias amarillas se producen al final de la primavera, entre abril y junio.



Pero G. millennium es solo una entre más de 20 especies botánicas nuevas descritas en España en 2021. Para el género Narcissus (Amaryllidaceae) se ha descrito a Narcissus ramirezii, en la Sierra de Camarolos (Málaga, Andalucía). Este género tiene su centro de diversidad en el mediterráneo occidental, específicamente en la Península Ibérica. Narcissus ramirezii se diferencia de otras especies similares, como N. confussus, porque sus escapos (tallos floríferos) son completamente cilíndricos. Sus flores amarillas son similares en su forma a las de otros trompones (nombre común). Es una planta de ambientes húmedos muy abundante localmente pero de la que solo se conoce una población en la sierra, lo que la coloca en una condición muy vulnerable.



Entre las plantas más pequeñas, que típicamente dejamos pasar desapercibidas en nuestros paseos por el campo, se describieron varias especies de musgos. En la Antártida se descubrió una especie nueva del género Bryum perteneciente a la familia Bryaceae, la familia más diversa de musgos. Byrum bharatiense se suma ahora a las 111 especies de musgos ya descritas en la Antártida. Su nombre rinde homenaje a la estación de investigación Bharati de India, en la Antártida oriental. Esta adición pone de manifiesto una vez más que la biodiversidad de la Antártida es mayor que la imaginada y que queda mucho por descubrir en uno de los ambientes menos explorados del planeta. Sólo 0,3% de la superficie de este continente está libre de hielo durante el verano y es allí donde podemos encontrar plantas terrestres. Pero lo cierto es que muchos investigadores indican que Antártida se está tornando verde, entre otras razones, debido al incremento del área cubierta por musgos en respuesta al calentamiento del planeta. Conocer la diversidad actual de musgos y otras especies vegetales en esta región permitirá evaluar el impacto del calentamiento en este ecosistema.


Invertebrados marinos de película


Entre las nuevas criaturas marinas, el pulpo Dumbo emperador de aguas profundas, Grimpoteuthis imperator (Ophisthoteuthidae) es realmente llamativo. Como lo indica su nombre común, tiene dos aletas en forma de oreja en la región cefálica, detrás de los ojos. No es el único pulpo Dumbo que se ha descrito, pero sí uno de los que vive a mayores profundidades. Se le encontró en el Pacífico Norte a más de 1.200 metros bajo la superficie. Otra característica poco común de los pulpos Dumbo es que no producen tinta, más bien confunden a sus depredadores con sus cambios de color. Pero la historia no termina aquí, los autores de la descripción utilizaron técnicas no invasivas, como la fotografía digital, la resonancia magnética de campo alto y la microtomografía computarizada para examinar el único ejemplar colectado, sin dañarlo.



En el extremo sur del Pacífico, en Rapa Nui (Isla de Pascua, Chile) se han descrito tres especies nuevas de estrellas de mar. La primera, Uokeaster ahi (Asterodiscididae), es endémica de Rapa Nui y habita en aguas poco profundas. Es una estrella de brazos cortos y espinas gruesas y redondeadas. Su nombre hace referencia una deidad mitológica local, Ouke, y a su color rojo fuego (ahi significa fuego en la lengua local) que destaca en los arrecifes coralinos donde habita. La segunda, Hacelia raaraa (Ophidiasteridae), una estrella de color rosa pálido de superficie muy irregular, en cambio, habita unos 80 m de profundidad, en la zona mesofótica, donde todavía penetra luz. Su color rosa pálido resalta en los fondos rocosos donde se mueve. La tercera especie, Linckia profunda (Ophidiasteridae), es una de las especies que habita a mayor profundidad en esta región. Una característica muy especial es que sus brazos difieren en longitud y además, su sección transversal es circular. Estos hallazgos sugieren que este lugar en el Pacífico Sur es un punto caliente de biodiversidad de equinodermos hasta ahora inexplorado.




Más coleópteros para la colección


Los escarabajos (Orden Coleoptera) son el grupo más diverso del Reino Animal, con más de 370.000 especies descritas, sin embargo, aún siguen apareciendo especies nuevas. En Filipinas, se ha encontrado un gorgojo amarillo y verde iridiscente, a 3.000 metros de altura y en el dosel del bosque, algo atípico para un gorgojo. Sus vivos colores contrastan con los de la mayoría de los gorgojos que son unicolores. Se le ha bautizado Pachyrhynchus obumanuvu (Curculionidae) en homenaje a las tribus locales Obu Manuvu que utilizan prendas tradicionales de esos colores.



Al otro lado del océano, en México, se encontró un escarabajo tigre halofílico (que prefiere ambientes salinos), Eunota mecocheila (Cincidelidae). Se trata de un coleóptero relativamente pequeño, de 11 mm de largo, y ojos grandes. En la coloración del dorso destacan los colores metálicos: el azul oscuro en el tórax y el verde azulado en los élitros, bordeados ambos de amarillo pálido. Un rasgo distintivo es su labro (una pieza bucal) relativamente grande, lo que le ha dado el nombre (del griego meco = largo, cheila = labio). El nombre común (escarabajos tigre) hace honor a sus hábitos depredadores. Se alimentan de otros insectos, invertebrados, e incluso, las especies más grandes, de vertebrados pequeños. Eunota mecocheila, a pesar de su tamaño pequeño, no deja de ser un escarabajo tigre y gran depredador. Los escarabajos tigre poseen mandíbulas fuertes en el estado adulto y en el larvario. Las larvas viven en túneles que excavan en el suelo, a cuyos bordes se anclan con unas garras o espinas. Desde allí acechan y atrapan a sus presas, que son arrastradas dentro del túnel, donde las devoran. Los adultos, por su parte, son muy veloces y pueden recorrer distancias equivalentes a 125 veces su tamaño en un segundo. Por esto, se les coloca entre los animales más veloces del planeta, solo superados por el ácaro Paratarsotomus macropalpis.



Anfibios y reptiles de excepción


Entre las especies nuevas de anfibios vale la pena destacar a una cecilia de la familia Dermophiidae. Las cecilias son anfibios excavadores, sin extremidades, que a simple vista podrían confundirse con serpientes o con lombrices gigantes. El bautizo de Schistometopum ephele se da después de un largo debate. Durante varias décadas se discutía si “la cecilia de Santo Tomé” era una o dos especies. Finalmente, con la ayuda de técnicas moleculares, se ha certificado que se trata de dos especies diferentes, S. thomense y S. ephele. Se ha postulado que las poblaciones originales de la cecilia de Santo Tomé se separaron hace unos 300 mil años a consecuencia de una erupción volcánica. Las poblaciones aisladas divergieron en dos especies (S. thomense y S. ephele) que con el tiempo volvieron a encontrarse e hibridaron, lo que hizo difícil diferenciarlas. Ambas especies presentan un color amarillo brillante poco común entre las cecilias, y miden entre 130 y 350 mm de largo.



Entre los reptiles, uno de los descubrimientos más admirables es el del “nano” camaleón, Brookesia nana (Chamaleonidae), el reptil más pequeño conocido. Solo alcanza unos 2,5 cm de largo desde el hocico a la punta de la cola. Fue hallado en los bosques lluviosos montanos de Madagascar. Para mayor sorpresa, los investigadores encontraron dos de ellos, una hembra y un macho. Estos seres singulares no solo son diminutos sino que no cambian de color, a diferencia de la mayoría de los camaleones. Su piel marrón rojiza es totalmente críptica en el suelo del bosque. Este nuevo camaleón no es el único camaleón de escaso tamaño, pues el género Brookesia tiene otras dos especies diminutas, B. minima y B. micra que no superan los 3 cm, ambas de Madagascar.



Un pez muy pequeño pero extraordinario


Cerramos este brevísimo recuento con broche de oro, presentando un nuevo género de caballito de pipa. Los caballitos de mar y sus primos, los caballitos pipa, son sin lugar a dudas unos de los peces más extraordinarios. En la costa de Northland (Taitokerau, Nueva Zelanda) se ha encontrado un caballito de pipa pigmeo, Cylix tupareomanaia (Syngnatidae), que solo pudo ser detectado por un ojo experto. Aunque es muy pequeño, apenas 55 mm, es un gigante comparado con otros caballitos pipa que solo pueden verse bajo la lupa. Su color rosa-rojizo con parches blancos en contracolor (la pigmentación es más oscura en la parte dorsal o superior del cuerpo, y más clara en la ventral o inferior), y unas inusuales espinas cónicas en todo el cuerpo, lo camuflan perfectamente entre las algas coralinas rojizas de los acantilados submarinos donde habita. El nombre del género nombre proviene de una estructura ósea en forma de cáliz en su cresta (cylix = cáliz en latín) y el epíteto, tupareomanaia, significa guirnalda del caballito de mar en maorí.


El esfuerzo y el trabajo de muchas personas alrededor del mundo han permitido que 2021, un año tan difícil, nos haya regalado cientos de nuevas especies para la ciencia. Sin duda alguna, nuestra comprensión de la singularidad de nuestro hermoso planeta azul aumenta con cada especie que descubrimos. A medida que profundizamos en la complejidad funcional de nuestro hogar natural, nos preparamos mejor para valorarlo y conservarlo.



Autora: Zaida Tárano Miranda (Colaboradora Provita Internacional).


Créditos fotos:

Orretherium tzen, Mauricio Álvarez

Ceratosuchops (primer plano) y Riparovenator (segundo plano), Anthony Hutchings

Pendraig milnerae, James Robins en Wikimedia Commons

Greenovia millennium, Ruben Barone Tosco

Narcissus ramirezii, Pedro Gómez-Murillo

Grimpoteuthis imperator, NOAA en National Geographic España

Uokeaster ahí, Terry Gosliner via Wikimedia Commons

Hacelia raaraa, Luiz Rocha en todropscience

Eunota mecocheila (macho y hembra), Daniel Duran y Stephen Roman

Pachyrhynchus obumanuvu, Analyn Cabras

Schistometopum ephele, Marius Burger via Wikimedia Commons

Cylix tupareomanaia, Richard Smith


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