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Nuevo parque nacional venezolano


Coincidiendo con el Día Mundial del Agua, el gobierno de Venezuela anunció el Decreto N° 2.767 que crea el Parque Nacional Caura, según Gaceta Oficial 41118, del 21 de marzo de 2017. El que a partir de ahora será el 44 parque nacional venezolano, abarca toda la cuenca del Río Caura y cuenta con una considerable superficie de 7 millones 533 mil 952 hectáreas que se extienden por los estados Bolívar y Amazonas, entre los municipios Sucre, Cedeño y Manapiare.

La nueva área protegida tiene como objeto de fortalecer una política integrada de gestión ambiental y de ampliarla garantía de protección y recuperación de sus características ecológicas, nacientes de importantes cursos de agua, reservorio de biodiversidad, frágiles ecosistemas, presencia de pueblos y comunidades indígenas y ejercicio de la soberanía nacional. Es un área famosa por sus valiosos ecosistemas amazónicos, donde destacan grandes extensiones de bosques primarios y varios tepuyes, además de abundantes recursos hídricos donde resalta por su belleza escénica el Salto Pará. Es el hogar de varias comunidades indígenas pertenecientes a los pueblos Yekuana, Sanema (Yanomami), Hoti, entre otros.

La impresionante extensión del parque lo posiciona como el de mayor tamaño entre los parques nacionales del país suramericano, muy por encima del Parque Nacional Parima-Tapirapeco (3.500.000 ha.) y del Parque Nacional Canaima, famoso por su Salto Ángel, la caída de agua más grande del mundo (3.000.000 ha.). Igualmente, su gran extensión - que supera a la superficie total de países como Panamá, Sri Lanka, Costa Rica, Dinamarca, Países Bajos, o Suiza - también le confiere una posición de honor entre los parques nacionales más grandes de todo el mundo.

Innegablemente se trata de una importante noticia para la conservación ambiental a nivel global al tratarse de una de las zonas con mayor diversidad biológica en el mundo, y en especial considerando que su declaración como área protegida era un largo anhelo de los conservacionistas desde hace varias décadas.

Sin embargo, en Venezuela, un país que sufre profundas divisiones políticas, algunos expertos en conservación de la biodiversidad, y representantes de organizaciones no gubernamentales y universidades, han adelantado sus preocupaciones y escepticismo sobre esta declaratoria.

Gran parte de las preocupaciones se centran en cómo se relacionarían el nuevo parque con una serie de polémicos contratos, acuerdos y memorandos de entendimiento para la explotación del denominado Plan de Inversiones del Arco Minero del Orinoco, que compromete 111.843 kilómetros cuadrados del estado Bolívar, es decir, más de 46% de toda su superficie, que equivalen a casi 12% del territorio de Venezuela. Son acuerdos suscritos en agosto del 2016 y que otorgan a empresas venezolanas y extranjeras, así como a una empresa militar, autorizaciones para explotar las abundantes riquezas mineras presente en esta región (hierro, oro, diamante, bauxita, coltán, tantalio, niobi, entre otros), lo cual podría conllevar potenciales grandes impactos ambientales.

Algunos especialistas han mencionado que la creación del nuevo parque sería un intento de lavar la imagen ambiental del citado Arco Minero y del propio gobierno bolivariano, el cual no se ha destacado por una adecuada gestión ambiental. Durante los 18 años de los gobiernos autodenominados “chavistas” y vinculados a una ideología “socialista bolivariana”, el sistema de áreas protegidas de Venezuela (que en su momento de gloria fue un referente mundial), ha sufrido graves deterioros ambientales e institucionales, que van desde invasiones hasta explotaciones mineras ilegales. Durante estos gobiernos no se había decretado ningún nuevo parque nacional a pesar de existir varios proyectos al respecto (incluyendo el citado Caura), y la única área protegida decretada ha sido un pequeño santuario de fauna silvestre al norte del país.

Incluso las preocupaciones se extienden a la forma como el Presidente Nicolás Maduro se refiere al nuevo parque nacional llamándolo “Parque Nacional Indígena y Popular”, algo inédito en el sistema de áreas protegidas, a la vez que indica que los "custodios" del mismo serían “los pueblos indígenas, con el apoyo de la Fuerza Armada”, aunque en el decreto oficial queda claro que el Instituto Nacional de Parques Inparques, será el órgano de gobierno encargado de la nueva área protegida.

Otras preocupaciones se centran en cómo será la gestión de un área de un tamaño tan colosal que además enfrenta amenazas extremas como la minería ilegal, por instituciones que no poseen la adecuada formación al respecto. La superficie del nuevo Parque Nacional Caura abarca la totalidad de la Reserva Forestal El Caura, el Parque Nacional Jaua-Sarisariñama y los Monumentos Naturales Sierra Maigualida, Cerro Ichum, Cerro Guanacoco, y Cerro Guaiquinima, sin quedar claro cómo se manejarían los conflictos de competencias.

También los pueblos originarios presentes en la zona, han manifestado sus preocupación a ser sorprendidos por esta noticia que no ha contado con consultas previas, alentando que decisiones unilaterales previas de declarar áreas protegidas sobre tierras indígenas han afectado los derechos fundamentales de los pueblos originarios y no han garantizado la conservación a largo plazo, por lo cual proponen convocar a la brevedad un proceso de concertación para definir temas como la cogestión y la gobernanza de la nueva área.

PROVITA INTERNACIONAL celebra la creación de esta valiosa nueva área protegida y hace votos porque se den los acuerdos necesarios para su adecuada conservación.

Fotografía: Alberto Blanco Dávila


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